viernes, 25 de noviembre de 2011

El poder de la imaginación.



Saludos mis queridos rebeldes!!!!!!!!!!! Hoy os traemos el primer capítulo de una historia en la que estamos participando unas cuantas rebeldes. En este capítulo han participado: Mooney, Aki, Voldy, Quill, Javiera y yo misma, Vic (jijiji).

Todavía no tiene título porque es una historia que vamos escribiendo sobre la marcha XDDD


Espero que os guste y que poco a poco os vaya enganchando ^^


CAPÍTULO 1


Había una vez un pequeño pueblecito que estaba situado en la cima de una montaña. Todos sus habitantes eran muy amables, todos menos un hombre que vivía en la casa más grande del pueblo. Era un hombre alto, delgado, de piel pálida y cabello oscuro... Todo el mundo opinaba que era muy borde... ¿Todos? No, todos menos su perro jabalinero, Pierre, por supuesto. Pierre era su fiel compañero que le hacía compañía en aquella majestuosa casa, llena de muebles victorianos y sedas finas, pero invadida por un frio glacial. La mansión era atendida por 4 sirvientes: Antonella, el ama de llaves, Sophie, la mucama, Pietro, el mayordomo y Hugo, el cocinero.

No se sabía por qué nadie visitaba a ese hombre, su familia estaba desvanecida del mapa. Por otro lado, él siempre estaba sumido en su soledad y nostalgia como si quisiera revivir algún recuerdo que cada vez se hacía más distante. Aquellos que habían tenido la oportunidad de hablar con él, decían que parecía una simple alma en pena, un fantasma dedicado a vagar por el mundo, ya que hacía dos meses que vivía allí y lo único que le habían visto hacer era salir a caminar por dentro y por fuera del pueblo y desaparecer durante horas. Pero no a todos los habitantes les era indiferente. Había una chica rubia alocada y extravagante que también residía allí, a la cual le parecía muy interesante y atrayente. Ésta estudiaba en un colegio privado situado en algún lugar de la montaña, que era ignorado por los vecinos.

Era tanta la atracción que sentía por ese hombre, que incluso muchos días le seguía para poderlo contemplar. Ese día iba acompañada de su mejor amiga, Vic, una chica de pelo largo y castaño.

- ¡Venga Vic! ¡Si tardamos más no podremos verle! – dijo nerviosa la chica.

- Pero si ya lo ves todos los días en el colegio Mooney. – le replicó Vic.

Tras los bufidos y quejas de Mooney, bajaron al pueblo. Allí la energía se palpaba, si fuera más densa se chocaría contra ellas como si de un muro se tratara.

- ¿Lo ves, lo puedes ver? No lo veo, ¿puedes tú? Parece que se ha ido… Pero no puede ser, tengo un horario donde aparecen todas las rutinas que sigue rigurosamente, no puede ser que se haya retrasado, él es perfecto, no se equivoca. – dijo Mooney muy alterada.

- ¿Pero qué dices? ¿Tienes un horario…? ¿En serio…? ¿Sabías que a esta hora iba estar aquí? – le preguntó Vic, eso hizo que Mooney se ruborizara, pero antes de contestar una larga figura negra apareció en la entrada de la plaza.

- ¡Ahí esta Vic! ¡Míralo, míralo, míralo! - decía Mooney, mientras daba saltitos y zarandeaba del hombro a Vic.

- Tranquilízate Mooney, que nos va a escuchar… - susurro Vic arrastrando a su amiga para verlo mejor sin que él se diera cuenta.

Se pusieron tras un arbusto esperando a que pasara. Su túnica ondeaba mientras caminaba, y su mirada estaba fija en su destino. No se había fijado en las chicas, y no lo habría hecho si Mooney no se hubiera inclinado hasta el punto de perder el equilibrio y caer a los pies del sorprendido hombre.

La chica se intentó poner de pie tan rápido como pudo y Vic salió rápidamente tras ella murmurando disculpas.

- Muchacha, ten más cuidado la próxima vez. No se puede ir caminando por la calle sin ver por dónde va uno. – dijo aquel hombre con una voz profunda y grave.

- Lo sentimos mucho, perdone señor. – volvió a repetir Vic.

El hombre se alejó calle abajo como si nada de aquello hubiera pasado, parecía que nada podía sacarlo del estado en el cual vivía. Mientras tanto, Mooney consiguió ponerse en pie tras varios intentos fallidos, y le observó hasta que éste desapareció de su vista.

- ¡Mooney! ¿Tú no sabes lo que significa “pasar inadvertidas”, no? – le dijo Vic mirándola con el entrecejo fruncido.

Tras esta pequeña regañina, Vic quiso proseguir su camino, pero Mooney se negó. Sin decir ni una palabra más siguió al hombre, esta vez con mucha más cautela que antes. Vic se resignó y fue tras ella.


***Victoria Luna Potter***