viernes, 9 de marzo de 2012

El poder de la imaginación!!!!


Buenas rebeldesss!!!! Como otro viernes más, os dejo aquí un nuevo capítulo de la historia (ya aviso q alomejor tendré q reducir el ritmo de publicación XD).

Este capítulo lo hemos escrito entre Mooney y yo.

Aquí os dejo el link donde podréis encontrar el capítulo 7 y todos los links de los otros capítulos: http://rebelion-potterica.blogspot.com/2012/03/el-poder-de-la-imaginacion.html#idc-container


CAPÍTULO 8

Al llegar a la casa de Mooney, ésta se quedó parada unos segundos delante de la puerta, respiró hondo y entró. Todo estaba en silencio y no se veía a nadie. Las chicas recorrieron la planta de abajo sin éxito, seguramente el médico estaría en la habitación de su abuela en el primer piso, y así fue. La abuela de Mooney estaba en su cama durmiendo, a su lado estaban el doctor y una de las enfermeras del pueblo.

- Hola doctor, ¿cómo está? – preguntó Mooney.

- Hola Lune, ahora está estable, pero no te voy a mentir, no sé qué le pasa. – dijo el doctor mirando a la señora Lambert.

- ¿Como que no sabe qué le pasa? – preguntó Mooney con cara de sorpresa.

- No sé cómo explicártelo, parece como si le hubiera dado un ataque de pánico, la expresión de su cara reflejaba terror, como si alguien la fuese a matar. No reaccionaba a nada, no reconocía a nadie. La he tenido que sedar, su corazón no hubiera resistido más tiempo ese estrés. – le contestó el doctor temiendo la reacción de Mooney, pero ésta se quedó con la boca abierta y se dejó caer encima de una silla.

- Pero doctor, ¿no sabe qué es lo que puede provocar eso? – le preguntó Vic al ver que Mooney era incapaz de hablar.

- No Victoria, no me había encontrado nunca con un caso como este, pero ahora mismo me voy a poner a investigar, llamaré a todos los médicos que pueda y consultaré en todos los libros y artículos que consiga. No pararé hasta encontrar algo. – dijo el médico recogiendo sus cosas. – Lune, Alexandra se quedará aquí para vigilar a tu abuela, no se la puede dejar sola.

- De acuerdo, así yo también estaré más tranquila. – dijo Mooney sin dejar de mirar a su abuela.

Las chicas se quedaron un rato hablando con Mooney y Alexandra, pero como al día siguiente tenían que ir al colegio, cada una se fue a cenar a su casa. Mooney se quedó sentada en una silla al lado de la cama de su abuela, no apartaba los ojos de ella ni un solo momento, y así se quedó toda la noche.

A las ocho menos veinte de la mañana, Mooney seguía sentada en la misma silla al lado su abuela. Su cara y sus ojeras delataban el cansancio y la falta de sueño que recorrían su cuerpo.

- Vete ya, Lune, o llegarás tarde a la escuela.- dijo Alexandra que estaba preparando las medicinas que debía de tomar la señora Lambert. Aunque el doctor no sabía qué era lo que le pasaba, le había recetado algunos medicamentos para que su corazón se mantuviera estable.

- Pero mi abuela...- comenzó a decir Mooney.

- Tu abuela está bien. – la interrumpió Alexandra distraída leyendo las instrucciones que le había dejado el doctor. - Yo estoy aquí por si ocurre cualquier cosa, y no lo dudes, en cuento despierte te llamaré. Si sales ahora, todavía puedes alcanzar a tus amigas.

No hacía ni diez minutos desde que Javi, Vic y Quill habían llamado a la puerta, como cada mañana, para ir juntas al colegio, pero ella se había negado a moverse del lado de su abuela.

-Bueno...- susurró Mooney, de forma casi inaudible. Se levantó de la silla y fue corriendo a su habitación. En menos de seis minutos ya tenía preparada la mochila y se había peinado un poco.

Antes de irse le dio las llaves a Alexandra por si acaso tenía que salir un momento de la casa y bajó de dos en dos los escalones hasta la planta baja. Una vez en la calle, comenzó a correr para alcanzar a sus amigas. Corrió todo lo que pudo, tanto que en cinco minutos ya había alcanzado a sus amigas que iban más despacio de lo normal porque creían que las intentaría seguir. Sabían que Mooney no se perdería ninguna oportunidad de ver a Samuel, y mucho menos una clase con él. Cuando estuvieron todas juntas, retomaron su camino hacia el colegio mientras charlaban.

- Al final has decidido venir... me alegro.- dijo Quill con una sonrisa en los labios.

- Si... no podía perder la oportunidad de descubrir algo más.- confesó Mooney que seguía con la alegría de siempre aunque estuviera exhausta.

- No creo que vayamos a descubrir mucho, no después de lo de ayer.- dijo Javi, algo seria.

- Lo último que se pierde es la esperanza, y por probar no perdemos nada.- dijo Vic.- Y no creo que esté todavía enfadado, ¿no? Mooney, tú que se supone que lo conoces mejor, ¿qué crees?, ¿seguirá enfadado? - preguntó Vic. Al no obtener respuesta, buscó a Mooney con la mirada, cosa que también hicieron Javi y Quill.
Mooney se había quedado parada, así que Vic, Quill y Javi la habían adelantado un poco sin darse cuenta. Estaba roja como un tomate y tenía la mirada perdida en algún punto a unos metros de ellas. Siguieron la mirada de ella esperando ver a Samuel, pero no era él a quién Mooney miraba de aquella forma.

- Ese chico… he oído hablar de él. Es nuevo, llegó al pueblo hace un par de días, creo que hoy se incorpora a la clase.- comentó Vic que solía estar informada de casi todo lo que ocurría en el pueblo.

Continuará...


***Victoria Luna Potter***