viernes, 17 de febrero de 2012

El poder de la imaginación!


Las cuatro chicas emprendieron el camino hacia la mansión de Samuel a buen ritmo. Por el camino Mooney les contó a Quill y a Javi lo que había pasado con su abuela, ellas en seguida mostraron su preocupación por el estado de la anciana, pero al ver que Mooney se entristecía la animaron diciéndole que todo saldría bien y decidieron cambiar de tema.

Las chicas llegaron exhaustas a la casa de Samuel tras recorrer el serpenteante sendero que llevaba hasta ella. La mansión era aún más impresionante de cerca, era inmensa seguramente sería capaz de alojar el pueblo entero e incluso habría más espacio para algunas personas más. Eso, de algún modo, hizo que se acercasen más lentamente a la puerta. Al llegar ante ella llamaron y esperaron hasta que Aki les abrió. En ese momento Javi le explicó toda la historia.

- Me pedís demasiado… - comentó Aki mordiéndose el labio con gesto de preocupación.

- Solo será un instante, hazlo por tu amiga Mooney. – dijo Quill intentando un pequeño chantaje emocional.

- Os dije que era descabellado. – soltó Vic negando con la cabeza.

- Venga Aki hazlo por el amor y el misterio. – le insistió Mooney con las manos juntas y poniendo cara de penita.

- Y por un par de asesinatos sin resolver, estaría bien.- dijeron Quill y Javi con lo cual se ganaron un pescozón cada una.

Aki dudaba, la explicación de las chicas tenia argumento, y no podía negar que la atracción de Mooney hacia el profesor era fuerte, no podía dejarla en la puerta sin más.

- Solo un momento, un momento rápido. – dijo finalmente Aki un poco preocupada por la decisión que acababa de tomar. El rostro de Mooney fluyó de energía y con un saltito entró en la mansión pero no pudo hacer nada mas, una figura se imponía en lo alto de las escaleras, amenazante y relajada, era una mujer.

- Es ella. – dijo Vic en un susurro mal disimulado, cosa que alertó a Javi y Quill - Esa mujer estaba en el claro dónde estaba la inscripción.

-¿Crees que puede que ella sea “L”? – les preguntó Quill, pero no obtuvo respuesta, todas estaban demasiado tensas. Javi y Vic se quedaron atrás, Mooney se detuvo en frente de la mujer que bajó lentamente las escaleras con elegancia y Aki y Quill se situaron a ambos lados de Mooney.

Mooney y la mujer se quedaron mirando en un incómodo silencio, como si se estuviesen evaluando la una a la otra. Cuando ella estimó que la había puntuado se dirigió a Aki.

- Akira, ¿puede explicar que hacen en la mansión estas chicas?- Aki se puso pálida ¿era posible que fuesen tan imprudentes que las pillasen nada más entrar? Akira entró en estado de shock.

- Disculpe señora, ha sido por mi culpa, Akira me tenía que entregar unos apuntes de vital importancia, espero no haber interrumpido alguna de sus actividades.- dijo Quill inclinándose levemente en una ligera reverencia de cortesía y dirigiendo los hilos.

- Lo comprendo… entonces no hagas esperar más a tus amigas Akira, los documentos que necesitaba pueden esperar. – dijo la mujer mirando a Aki.

- Sí, por supuesto señora Sara.- Aki seguía pálida pero consiguió reaccionar y condujo a las chicas hasta la cocina. Una vez que estuvieron allí iniciaron la conversación.

- ¡Vive con una mujer! ¿Pero…Sara?… ¿la mujer del bosque era Sara?, pues no puede ser “L”… ¡No entiendo nada! – exclamó Mooney totalmente desconcertada cuando estuvieron lo suficientemente alejadas de la mujer.

- Tranquilízate Mooney. – le ordenó Javi, Mooney la miró y comprendió que ese no era el lugar para ponerse así.

Aki se aseguró de que Hugo, el cocinero de la mansión, no se encontrara en las vastas cocinas para que sus indiscretas amigas se pudieran quedar más tiempo para hablar con tranquilidad. Las chicas se acomodaron sobre unas cajas, mientras seguían conversando sobre el asunto.

- ¿Sara? ¿Entonces qué significa “S y L, para siempre”? – pregunto Vic, con el ceño fruncido.

- Hmmm podría significar cualquier cosa… - puntualizó Aki.

- Claro, quizás… sorbetes y limón… ¡sorbetes de limón para siempre! – dijo Quill. Las chicas soltaron una carcajada, menos Mooney, que tenia la mirada perdida, y el ceño fruncido.
Se quedaron en silencio un par de minutos, armando locas y descabelladas teorías, dentro de sus pensamientos. Hasta que Javi rompió el silencio.

- Quizás se cambió el nombre, ¿Quién sabe? - las chicas fruncieron el entrecejo pensativas, considerando esa opción.

- Es, bastante probable… - dijo Mooney, en voz casi ineludible.

- Eso lo haría todo mas difícil… - dijo Vic, y tenía razón. Si la misteriosa pareja se había cambiado el nombre, el misterio seria aun más imposible de resolver, y eso que aún quedaba la cabaña…

De repente, Aki cayó en la cuenta de la hora que era, se puso de pie en un salto y miró la hora en el gran reloj que colgaba en la pared. Pronto llegaría Hugo a comenzar a preparar la cena, si no se iban en ese instante… mejor ni pensar en lo que pasaría si no se iban de ahí.

- ¡Rápido, rápido! – dijo Aki, en un susurro nervioso.

- ¿Qué pasa? – preguntó Javi extrañada ya que Aki no había expresado todas sus inquietudes en voz alta.

- Si no se van ahora, las pueden volver a ver. – respondió Aki. Las chicas se quedaron quietas, y no comprendieron la gravedad de la situación hasta que unos fuertes pasos resonaron en el pasillo.

- Ohdiosohdiosohdios – murmuraba Aki mientras las empujaba a todas dentro de la despensa.

- ¿Qué ray…? – preguntó Vic, pero no tuvo tiempo de terminar la frase ya que por poco derriba una enorme repisa llena de latas y conservas.

- Quédense aquí adentro, yo tratare de distraer a Hugo. – dijo Aki muy nerviosa.

- ¿Puedo comer algo? – preguntó Javi mirando los enormes paquetes e innumerables cajas. Aki sonrió furtivamente y le respondió que los pasteles de las cajas naranjas sabían mejor. La chica, cerró la puerta, dejando a oscuras la enorme despensa. Desde dentro pudieron oír como el cocinero entraba a las cocinas y decía:

- ¿Qué haces aquí?


Continuará...


***Victoria Luna Potter***